Leyendo el libro "Cambio de ritmo" (1997) del Dr. Stephan Rechtshaffen, encontré reflexiones muy actuales para comprender la vivencia del tiempo y mejorar nuestra calidad de vida. Por ejemplo: "El mundo palpita con una miríada de ritmos. Así las cosas, la resonancia es el proceso mediante el cual esos ritmos se sincronizan entre sí (...) Si nuestro pulso late a diferentes ritmos, si la vida también lo hace, ¿Por qué entonces pensamos que debemos pasar nuestra vida a una velocidad única? (...) El ritmo es muy poderoso, algunas veces tendremos que luchar contra él y otras fluir con él. Para saber si debemos luchar contra él o dejarlo fluir, es necesario reconocer lo que el ritmo es. Es importante encontrar la serenidad mediante la capacidad para acomodar o cambiar el ritmo y crear distintos patrones de resonancia."
Ser más proactivo que reactivo es asumir concientemente la responsabilidad de los ritmos con los que resonamos; para asumir esta responsabilidad es necesario practicar la calma, podemos comenzar a experimentar el ahora en nuestro presente observar y sentir nuestro resonar con la gente y con el ambiente en ese instante.
En un mundo en el cual "más rápido" es sinónimo de "mejor", nuestra capacidad para cambiar el ritmo es fundamental si queremos crear y disfrutar bienestar. El hecho de saber que podemos cambiar nuestro ritmo puede hacer que nuestras horas transcurran con menos estrés y nuestra vida con más plenitud. Al parecer en toda relación plena, las partes resuenan a ritmos similares, navegan en la misma corriente y dirección, haciendo posible una verdadera comunicación.
La gente feliz parece vivir menos agitada, dispone de más tiempo para su propia vida, y está más presente en cada momento.Por ello ser concientes de los ritmos - los nuestros y los de los demás- nos permite ajustarlos y poder transformar el sentido del tiempo, para lo cual ayuda mucho disminuir la velocidad para poder escuchar y sentir.